EL PERRO ADOPTADO. UNA NUEVA MODA



La proliferación de diferentes razas siempre ha seguido un patrón de modas temporales. Por ejemplo, si en una película aparece una raza determinada, como sucedió con los dálmatas, es posible que en los siguientes años aumente exponencialmente el número de estos dentro de la sociedad. Desde hace un tiempo, el gran peso que tienen en la sociedad las redes sociales han hecho que aumente el número de adopciones debido al potencial de estos canales. Adoptar un perro, sobre todo si no es cachorro, es una decisión valiente y que debe ser sopesada más de lo que alguna gente hace, ya que ese perro tiene un historial, basado en las experiencias pasadas, siendo en algunos casos muy desagradables para el perro.

Si estás pensando en adoptar un perro o lo acabas de hacer debes de hacerte varias preguntas. ¿Qué espero conseguir de ese perro?¿En cuánto tiempo quiere conseguir ese objetivo? La primera pregunta suele ser sencilla de responder porque la mayoría de las personas buscan un compañero, un fiel amigo. La segunda es más difícil de responder. Si en esta parte tienes una respuesta que se aleje de “el tiempo que sea necesario” puede ser que la situación se aboque a un fracaso estrepitoso. ¿Por qué una sentencia tan firme?

Cuando un perro adoptado llega a una casa, lo que menos debemos buscar es que ese perro, desde el primer instante, nos muestre amor incondicional y que se sepa todas las normas de convivencia que van a regir su vida. Lo que más va a preocupar a ese perro es sobrevivir, estará en continua alerta por si aparece una amenaza y eso se puede reflejar en diferentes comportamientos: gruñir a personas, falta de hábitos higiénicos, conductas destructivas, indefensión aprendida, ansiedad por separación… o quizás no sea el caso. Cada perro es un sujeto único y su carácter se basa en una parte genética y otra parte, con mayor peso, emocional basada en las experiencias vividas y por mucho que insistan los adoptantes, no se le puede explicar con palabras que está ahí para un futuro mejor. La mejor herramienta para que una adopción llegue a convertirse en un éxito es una que cumpla tres premisas básicas: paciencia, empatía y respeto. A partir de ahí es de sentido común dejar tranquilo al perro las primeras semanas, dejarle ser un perro, darle el espacio que necesite y olvidarnos de situaciones que hemos presenciado en algunos diagnósticos como que sepa de manera inmediata a caminar sin tirar de la correa, a que no coja cosas del suelo, a que sepa sentarse, a que no gruña a pesar de que el lenguaje de la persona es agresivo hacia el propio perro…. Hay un tanto por ciento muy elevado de nuestras intervenciones que son en este tipo de casos, intervenciones en las que enseñamos a las personas como demostrar a un perro que ellos ni ese entorno es una amenaza y poder solucionar experiencias vividas con anterioridad a su familia como el propio abandono.

Lo más injusto para un perro adoptado es no ser comprendido y, como consecuencia, ser devuelto al lugar del que salió. Este hecho es una nueva demostración de la crueldad del ser humano, de la falta de empatía y de la ausencia del sentido de responsabilidad de su adoptante. No vamos a analizar quién es el responsable de esta situación, si los adoptantes o entidad protectora que gestiona la adopción, pero sobre lo que no cabe ninguna duda es de que el perro es el que sufrirá las consecuencias.

Nos vemos en el siguiente artículo. 


Jonathan Andrés Arredondo,
Educador canino en “ECHALE UNA PATA”. León

"El adiestramiento en positivo, no solo es premiar, es respetar"