JUEGO:
¿PLACER U OBSESIÓN?
Durante
estas semanas hemos visto por las redes sociales y en la televisión
un vídeo de una agresión de un cachorro a una persona en una playa
de San Sebastián. Sin entrar a valorar el vídeo, decidí escribir
sobre este tema, ya que el cachorro no entiende que lo que está
haciendo no es un juego.
El
juego tiene una línea muy delgada y fácil de
traspasar. Esta línea marca la diferencia entre que el juego
sea un potente refuerzo a una obsesión.
La causa de que se traspase esta línea siempre está en manos de la
persona que lo inicia o que lo plantea.
Aspectos
fundamentales en la aparición del juego frente a la trufa de nuestro
amigo son cómo, cuándo y por qué. En el artículo, iremos viendo
estos pilares básicos del juego.
¿Cómo
plantear un juego? Algunas personas creen que “un
perro cansado es un perro feliz”, muchos de vosotros
habréis escuchado repetidas ocasiones esta frase, sin embargo no es
cierta. Un perro cansado es un perro cansado. Pensad que sucede si un
día que os sentís nerviosos, os ponéis a correr 10 km para aliviar
esos nervios. Seguramente el día siguiente tendréis agujetas
pero... ¿estáis tranquilos? NO, sencillamente estáis cansados. Lo
mismo sucede con nuestros amigos. Lanzar durante una hora la pelota,
el palo o cualquier otro objeto para cansar el perro sin otro
estímulo más que “cazar” eso que sale de las manos del guía
(en este caso lanzador) es algo simple y que no produce ningún tipo
de estimulación mental. Que decir cuando hay personas que hasta que
llegan al sitio del juego, llevan en su mano el juguete, de modo que
cada vez que ese perro gira su cabeza ve continuamente el juguete.
¿Os extraña que al llegar al jardín y lanzárselo, se pelee con
cualquier perro que quiera interferir entre él y su juguete? Probad
a llevad a vuestro hijo a un sitio muy divertido y durante el camino,
poner a su lado una foto del sitio al que va. Veréis como cada
minuto o a cada dos pasos el niño va a ir subiendo la expectativa y
se va a convertir en un manojo de nervios que lanza preguntas tras
pocos segundos una y otra vez: ¿cuánto queda?¿hemos llegado?¿podré
subir allí?.....
¿Cuándo
jugar o iniciar el juego? Una situación habitual es ver un
grupo de personas que se encuentran en un sitio con el factor común
de tener perros y como los perros interfieren en la conversación de
las personas, alguien decide lanzar una pelota, un palo... Un sólo
recurso de caza para unos cuantos perros. Aquí surge el problema
cuando perros, que no conviven juntos, tienen que competir por una
sola pieza y tras varias ocasiones “discuten”, como mínimo, por
quien de ellos la coge. Cuando varios perros se están relacionando
de manera natural, dejemos que ellos decidan si jugar o
no entre ellos, no introduzcamos un elemento de discusión. Si el
perro se aburre, seamos un buen referente para ellos, demos un paseo
junto a él y dejemos la conversación con las personas para otro
momento, ya que es su tiempo de paseo y de disfrutar tanto ellos como
nosotros de la compañía mutua. Esto es muy diferente a que estos
perros convivan todos los días y ellos mismos sepan cuando jugar con
nosotros. Los perros son animales sociales que no les
gusta en absoluto salir de paseo para pelearse con otros perros.
¿Por
qué jugar? El juego es la mejor herramienta que tenemos para
mejorar y blindar el vínculo entre perro y guía. Esta
herramienta tiene sus reglas establecidas para que
cumpla su función y cada juguete tiene un objetivo. No
tiene la misma función una pelota, que un mordedor, que un peluche,
que un juego interactivo o que un juego de olfato. Entender su
finalidad es el mejor modo de que se convierta en la mejor
herramienta. Además, las reglas entre nosotros y ellos son
fundamentales para que la expectativa del juego sea máxima sin
convertirse en obsesión, sabiendo cómo comenzarlo y finalizarlo,
sin que finalizarlo sea un castigo para el perro. El juego sirve
también para reforzar conductas que trabajemos, por ejemplo, la
llamada. En el adiestramiento en
positivo, el juego es uno de los posibles refuerzos
que manejamos en el día a día.
Ya
sabéis, jugad con vuestros perros y hacedlo de una
manera sana y lógica, para que cada vez que juguéis con él llegue
a casa relajado y feliz de contar con alguien con el que jugar.
Disfrutad de vuestros perros, nos vemos en el siguiente artículo.
Jonathan Andrés
Arredondo,
Educador canino en
“ECHALE UNA PATA”. León