EL ADIESTRADOR PROFESIONAL



Cuando una persona que convive con un perro necesita la ayuda o servicios de un profesional encuentre cientos de anuncios del mismo tipo: “Adiestrador profesional…” Independientemente de la metodología empleada, existe un mal común en este sector profesional, como en otros muchos, el intrusismo y la picaresca. Un adiestrador no se convierte en profesional por un título ni por cien títulos, ni por un curso que se denomine “curso de adiestrador profesional”, independientemente de las horas lectivas.

Una de las recomendaciones que se explica a un cliente es pedir datos sobre la formación de dicha persona pero se debe de considerar que no hay una formación regulada a nivel nacional como sucede con otras profesiones como mecánicos, electricistas, administrativos, A.T.V. (auxiliar técnico veterinario)…, lo que se denomina formación profesional, y que puede llevar a que haya personas que hagan cursos de baja calidad pero con muchas horas lectivas o personas que viendo una temporada de algún programa televisivo, considere que ya saben de perros. ¿Acaso una persona que toca la guitarra es profesional por haber realizado un curso de 100 horas de guitarra? ¿Un ebanista es profesional porque haya visto un programa de televisión? ¿Un conductor es un profesional por tener un tipo de carnet específico o haber hecho un curso de transporte de mercancías peligrosas? La respuesta en todos los casos es NO.

Un adiestrador profesional es aquel que vive y cotiza por su actividad, es decir, un trabajador por cuenta propia que paga sus impuestos o que trabaja para una empresa legal, por cuenta ajena. De hecho, un profesional de cualquier sector no trabaja en más de un campo, no me imagino un mecánico o soldador, por ejemplo, que en sus ratos libres adiestra perros porque en su taller toda la vida ha tenido perros. 
Cuando un profesional acude a un distribuidor, es decir, una empresa dedicada a la venta de material al sector profesional, no se le pide a dicha persona los títulos que posee sino la documentación que demuestra que es un autónomo en situación regularizada.

En este punto, habrá gente que valore más ahorrarse el IVA  que acudir a un servicio profesional pero ¿cuáles son los peligros de contratar a una persona no profesional?

  • Puede que no cumpla las condiciones pactadas al inicio: duración, número de sesiones...
  • Una vez entregado el dinero acordado, puede ser que no se realicen más servicios.
  • Imposibilidad de reclamar una incidencia en organismos oficiales: OMIC, OCU...
  • Resultará muy complejo identificar al supuesto profesional: nombre completo, DNI...
  • Su compromiso y dedicación quedan en entredicho, ya que adiestrar es una actividad complementaria u ociosa que le aporta un sobresueldo extra pero de la que no vive.

Existen diversos “trucos” para detectar si una empresa o persona está dada de alta:

  • Contrato en la que figuran todos los datos del adiestrador y del cliente.
  • Tienen una página web donde figuran y quedan perfectamente identificados.
  • Emisión de facturas con los datos del profesional y del cliente.
  • Existen profesiones incompatibles, como por ejemplo, muchos tipos de funcionarios.
  • Horarios amplios y normales. Si ves un horario de 20:00 a 22:00 debes de sospechar.
  • La empresa no solo aparece en redes sociales o páginas de anuncios específicas, ya que es fácil de borrar los datos.
  • Los abonos no solo se pueden realizar en efectivo. En el caso de las transferencias bancarias, como hemos sabido de algunas “supuestas” empresas, no deben de figurar con el concepto de donativo o símil.

En ocasiones, no debemos solo fiarnos de los importes que cobra la persona por sus servicios sino de las garantías que ofrecen sus servicios porque puede suceder que para ahorrarse un poco de dinero, la decisión salga más cara de lo que se imaginaba el cliente.

Nos vemos en el siguiente artículo.

Jonathan Andrés Arredondo, 
Educador canino en “ECHALE UNA PATA”. León

"El adiestramiento en positivo, no solo es premiar, es respetar”