PERROS DEL DIABLO




Seguro que solo con el título a algunos lectores les ha venido a la cabeza la imagen de un perro de tamaño pequeño. Todo el mundo conoce la mala fama de estos perros, sean de raza o mestizo, donde su comportamiento suele ser, por norma general, mucho más inestable que en otros perros: ladran en exceso, se muestran más reactivos, más asustadizos, poco sociables con otros perros, con personas.… y un sinfín de características menos frecuentes de ver en perros medianos o grandes.. Algunas personas tendrán, de hecho, como recuerdo de la infancia que un perro pequeño les marcó o les mordió.

En algún artículo se habla de que algunas de estas características en los perros pequeños proceden de la selección genética que se ha llevado a lo largo de la historia por parte del hombre, como perros que avisaban de posibles amenazas. No dudo que haya una parte de razón en ello, pero el gran peso de estos comportamientos, actualmente, responden al tipo de convivencia que se ha establecido en torno a ellos. Solo se debe de observar cómo tratan las personas a estas perros para ver que viven en un continuo estado de alerta:

  • Perros que se les arrastra ante cualquier parada que hagan para oler.
  • Perros a los que no se les deja acercarse a ningún perro que supere su altura.
  • Perros cogidos en brazos a los que se les inundan sistemáticamente a estímulos.
  • Perros a los que se les está continuamente corrigiendo y zarandeando.
  • Perros YoYo (esos perros que dan un paso en suelo y tres en el aire).
  • Perros a los que se les da un “cachete” al mínimo ladrido que emiten.
  • Perros que en ningún momento se les deja sueltos a lo largo del día.
  • Perros que salen, como máximo, una sola vez al día de paseo.
  • Perros a los que se les trata como un maniquí en lugar de como un perro.
  • Perros que su paseo consiste en ir en brazos, no vaya a ser que se ensucie. 



Todo ello hace que la convivencia sea un coctel lleno de hostilidad en la que el perro está continuamente en alerta, haciendo que no se atiendan sus necesidades básicas. No es difícil evaluar que la calidad de vida de un perro cualquiera que veamos por las calles no pueda mejorar (la premisa es que todo es mejorable) pero el tamaño influye en que algunas de esas conductas realizadas por las personas no se puedan ejecutar en perros de mayor tamaño.  Cuando se empiecen a tratar a los perros como lo que son, sin distinguir por su tamaño, seguramente muchos sean capaces de vivir siendo comprendidos y, por lo tanto, felices. 

Nos vemos en el siguiente artículo. 


Jonathan Andrés Arredondo,
Educador canino en “ECHALE UNA PATA”. León

"El adiestramiento en positivo, no solo es premiar, es respetar"